USA´94: el torneo que aseguró la jubilación de Ilie Dumitrescu

Además de unas notables cualidades técnicas, físicas y mentales, lo que diferencia a los super cracks (léase Maradona, Pelé, Messi…) del resto de futbolistas del mundo, resulta ser algo muy simple. Messi, es Messi todos (o casi) los partidos. Mientras que el común de futbolistas profesionales, aspira a tener 4-5 partidos en los que sus propias virtudes le acerquen a parecerse a uno de los “elegidos”.

Nuestro protagonista, pudo disfrutar, y sacar réditos, de 90 minutos mágicos en su carrera. 90 minutos en los que todo lo que su mente pensaba, lo ejecutaba con precisión. Dumitrescu, fue, durante aquella calurosa tarde del 3 de Julio de 1994, “Messi por un día”. Y lo que resultó ser más importante, con los focos mundiales puestos en aquel terreno de juego en el que su selección eliminó a toda una Argentina.

Producto de la cantera del Steaua de Bucarest, con 17 años Ilie Dumitrescu ya jugaba con el primer equipo. Sus números eran bastante interesantes durante su etapa en el Steaua de Bucarest, auténtico dominador de Rumanía, merced, claro está, a la influencia de Ceaucescu en el equipo. De hecho, su hijo Valentin era directivo de un equipo que en los 80 tenía el poder de incorporar a los jugadores que deseara de la liga rumana (impuestos por altas instancias del gobierno), así como evitar que sus estrellas marcharan al extranjero.

Aquel equipo dominaba la liga rumana a su merced. Campeón de Europa en el 85 (Dumitrescu aún no jugaba en el equipo), y finalista en el 89, cuando el Ilie era un revulsivo del equipo. En total, durante 7 temporadas en las que jugó 165 partidos, Dumitrescu logró la no desdeñable cifra de 65 goles. Sin duda no era la figura de Rumanía, papel que encarnaba Gica Hagi, pero era un jugador que aportaba dosis de velocidad y calidad técnica al juego de sus equipos.

El Mundial disputado en USA en el año 94 fue el último en el que la influencia de la red de redes y la globalización no empezaba a notarse. Ello propició varias sorpresas que han quedado marcadas en nuestras retinas.

Su gran momento: Rumania-Argentina

Aquel 3 de Julio de 1994 en el Rose Bowl de Los Ángeles, saltó la sorpresa mayúscula de aquella edición del máximo torneo futbolístico. Se enfrentaban Argentina, campeona en el 86 y finalista en el 90, y Rumanía, que había quedado 1ª de su grupo, pero que sembraba algunas dudas (fueron derrotados 1-4 por Suiza).

La albiceleste llegaba en un momento de cierta depresión tras haber sido expulsado Maradona por el positivo en un control de dopaje. En todo caso, presentaba un equipo con jugadores de contrastada calidad como Simeone, Batistuta, Ruggeri, El Burrito Ortega, Redondo o Abel Balbo, delantero de la Roma.

Pero aquel iba a ser el día de Ilie Dumitrescu. Su relativo anonimato iba a dejar paso a una de las mejores actuaciones individuales de aquel mundial, que le abriría las puertas de las grandes ligas.

El “show” de Dumitrescu comenzaría en el minuto 11, cuando el delantero rumano se dispuso a lanzar una falta desde el lateral izquierdo cometida sobre Munteanu. No cabe duda de que, de haber sido en la banda contraria, Gica Hagi hubiera sido el encargado. Y nada hubiera sido igual.

Nuestro protagonista tomó el balón con decisión. La jugada era clara, realizar un centro dirigido hacia la portería argentina, con la esperanza de que cualquier roce metiera el balón dentro. Pero Ilie tenía otra idea. Mauricio Isla, el portero que evitaba que el parapenaltys Goiycochea estuviera bajo palos, estaba un tanto adelantado. En todo caso, su lanzamiento debía ir perfectamente dirigido al palo largo, con la potencia necesaria, para que Isla no pudiera rectificar. Y así fue. El lanzamiento describió una perfecta parábola que se coló en las redes. Euforia, felicitaciones, abrazos… Rumanía comenzaba a dar la sorpresa.

Pero poco duró la alegría. Batistuta tras provocar, con una pequeña genialidad, un claro penalty, empataba la contienda 5 minutos más tarde. Parecía que Argentina sería capaz de reponerse… si los rumanos no hubieran golpeado tan sólo dos minutos después.

De nuevo sería Dumitrescu, quien lograba su segundo gol del partido… y de su participación mundialista. La jugada nació de la zurda de seda del “otro Maradona”, aquel que si podía disputar el partido. Dos pases medidos, el segundo dentro del área, que Ilie introdujo en la red.

Ya en la segunda parte, con Argentina volcada, llegaría la última estocada de Rumanía. Un contraataque llevado a cabo por el propio Dumitrescu, sentenció a la albiceleste. Haciendo gala de una gran resistencia, cabalgó con el balón controlado desde su campo. Cerca del área, Ilie detuvo la carrera. Aguantó la pelota, y esperó el tiempo exacto para ver despejado el camino de asistir perfectamente a Hagi. Hizo gala de una sangre fría digna de un neurocirujano.

El 10 de Rumanía no falló, y Maradona observaba atónito (y con una camisa a tener en cuenta), el resultado desde la zona de prensa. Era el fin para Argentina. El milagro para Rumanía. Y un jugador destacaba ante todos: Ilie Dumitrescu. Había alcanzado la gloria.

Al Tottenham de Ardiles

Tras el Mundial USA, los futbolistas más destacados encontraron acomodo en las potentes ligas de Europa. Dumitrescu fue uno de ellos. Fue uno de los elegidos por Ardiles para renovar el proyecto del Tottenham Hotspurs, una especie de Atlético de Madrid de la Premier (más parecidos a la época del “Pupas” y Jesús Gil que a la actual, sin duda).

El equipo de Londres apostó fuerte por tres de los más destacados mundialistas en EEUU: el central y medio defensivo rumano Gica Popescu (2,9m £), Jurgen Klinsmann (2m £), excelente delantero alemán llegado del Mónaco y nuestro protagonista, Ilie Dumitrescu (2,5m £). Un trío de jugadores que debía aupar a los Spurs a lo más alto de la Premier. En total, un gasto de 7,5 millones de libras. Y un sueldo acorde con la potente Premir League, en contraste con su país de origen.

fichajes tottenham

Pero mientras sus dos compañeros resultaron ser una beneficiosa inversión, Dumitrescu no encontraba la inspiración como en aquella tarde del 3 de Julio de 1994. De hecho, el mediapunta rumano comenzó con muy mal pie su andadura.

Apenas unos días después de convertirse en un jugador del Tottenham Hotspur, Dumitrescu encontró su nombre implicado en un escándalo. Deseoso de conseguir ventas, el tabloide británico News of the World escribió un artículo sobre Ilie en el que se le acusaba de estar persiguiendo los servicios de una prostituta. La historia resultó ser falsa, pero fue suficiente para que Ilie no acabara de enderezar el rumbo.

El jugador rumano acabó cedido en el Sevilla donde disputó 13 partidos en los que sólo logró un gol. No cabe duda de que con esos registros no convenció a los dirigentes del equipo andaluz.

Su gran oportunidad en el Tottenham había pasado, y un posterior paso por el West Ham tampoco acabó siendo fructífero. El rumano acabó su carrera en una liga menor (pero bien remunerada) como la mexicana. Equipos como América y Atlante fueron su última parada antes de volver a su Steaua. El viaje que comenzó en el Rose Bowl de Los Ángeles llegaba a su fin. Por lo menos Ilie Dumitrescu logró escribir su nombre en la historia del fútbol, y lograr contratos con los que jamás soñó, cuando se iniciaba en el fútbol en la Rumanía comunista de Ceaucescu.

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