MEH: el Despertar de Luperca (Roma 2000-2001)

Italia ha sido históricamente un país muy fragmentado y dividido. El norte industrial y próspero y el sur más rural y conservadora. En el futbol no es ajeno a este status quo, y como en otras esferas de la sociedad, las diferencias territoriales también son muy palpables. Ciudades como Milán, Turín, Génova o Bolonia fueron y siguen siendo el motor económico de una Italia que hoy en día no pasa por su mejor momento.

En el Calcio estas mismas ciudades norteñas con sus squadras como la Juventus, Torino, Milán, Inter, Genoa, Sampdoria o Bolonia, son los que han dominado el futbol italiano. Cada uno de estos equipos ha tenido su ciclo dominador. El Inter del Mago Herrera, el Milán de Sacchi o Capello, el gran Torino de los 40 o la Juve de entreguerras… equipos que marcaron una época y dejaron huella, no sólo en el futbol italiano sino en todo el mundo. El sur en cambio no puede presumir de tener a una squadra mítica conocida por todo el mundo futbolístico.

Lo más parecido, el Napoli de Maradona, equipo que ganó dos Scudettos pero que no se puede considerar un equipo dinástico como dirían en la NBA. Equipos que llegaron a sorprender a los “Gigantes del Norte” por una vez, creando equipos mitificados en el sur del país transalpino. Es aquí donde entra en escena nuestro equipo fetiche que nos aguarda hoy la Associazione Sportiva Roma.

El sueño de una Roma triunfal

Con estos antecedentes en contra jugaba la Roma, en una Serie A que en aquel momento, mediados los 90 y principios de siglo, era considerada la mejor liga del mundo. Jugadores de la talla de Zidane, Ronaldo o Shevchenko, engrosaban las plantillas de los mejores equipos del país mediterráneo. Por lo que lo  conseguido por  la Roma con ese Scudetto de 2001 fue algo histórico e irrepetible. Cabe recordar que la Roma solo se había coronado campeón del Scudetto hasta la fecha en dos ocasiones (41-42 y 82-83).

Pero el sueño de esta epopeya romana tiene un principio. Concretamente cuando el empresario Franco Sensi, fanático de la Roma desde su niñez, decide comprar el equipo salvándolo de la bancarrota y de su más que segura desaparición en mayo de 1993. La Roma vivía sumida en una crisis que obligó a la entidad a vender a todas sus estrellas. Incluso a punto está de vender a quien en aquel momento era el emblema del club, Giusseppe Giannini (fantástico media punta muy infravalorado fuera del país de la bota). Curiosamente Sensi llega al equipo giallorossi cuando un tal Francesco Totti empieza a despuntar en el primer equipo y se marca un objetivo claro: llevar a su amada Roma hasta las cotas más altas del futbol italiano y europeo.

Tiempos difíciles por la ciudad eterna

Los primeros años de presidencia de Franco Sensi estuvieron marcados por altibajos deportivos. En aquella época el juego y el estilo predominante en la Serie A era el tan vilipendiado catenaccio. Los equipos estaban más preocupados por no recibir goles que por meterlos. Situación que se acentuaba más en los equipos de la parte de abajo como Bari, Lecce, Piacenza… jugar en esos campos resultaba ser cuanto menos una batalla campal.

La primera apuesta para estar al frente de la nave romanista fue Carlo Mazzone quien estuvo 2 temporadas (94-96). Posteriormente fue el Virrey Carlos Bianchi quien se hizo cargo del equipo durante la 96-97, pero el club romanista necesitaba un revulsivo. La decisión: fichar a un entrenador fuera de lo común. Un entrenador que mirase más a la portería rival que a la suya.

Zdenek Zeman llegó a la Roma en el verano del 97. El aura de entrenador que apostaba por el juego ofensivo le precedía y créannos, por aquellos tiempos Zeman en Italia era como un extraterrestre, no se había visto alguien parecido en la vida. El checo fue una bocanada de aire fresco, no sólo para la Roma sino para toda la serie A. En dos temporadas de estancia el equipo dio la talla en todos los frentes. El equipo quedó cuarto y quinto respectivamente en las dos ligas que Zdenek permaneció al mando de los capitalinos. Basta decir que recibió  los halagos de todos los rivales de Italia e incluso de fuera del país de la bota.

Algo se estaba cociendo a fuego lento en la Ciudad Eterna, con Francesco Totti al mando de la nave romana. El chef Francesco, líder indiscutible de aquella squadra, necesitaba de un jefe de cocina y algún que otro pinche a su lado para que la gloria llegase al club de Trigoria.

Y entonces llego él: Fabio Capello

Tras las dos temporadas del checo-italiano Zdenek Zeman, Sensi llegó a la conclusión de que para ganar debía intentar traer a un entrenador con carácter ganador. Un entrenador que garantizase títulos. El elegido, Fabio Capello. Un especialista en lograr títulos y en manejar vestuarios. Cierto es que no venía en su mejor momento. Abandonó el Real Madrid después de hacerlo campeón de la liga española en la 96-97 para volver al equipo donde lo fue todo: el AC Milán. Pero la vuelta a casa no fue la esperada y a mediados de esa temporada fue cesado,  tomándose un año sabático hasta que una llamada de la Roma con su respectiva propuesta de hacer un proyecto ganador le devolvió a los banquillos en la 99-2000.

Junto con El Sargento llegó procedente de la Sampdoria, y por la nada irrisoria cantidad de 21 millones de euros, el que fue uno de los jugadores fundamentales para conseguir el scudetto: Il Aeroplannino Vincenzo Montella. La temporada 99-2000 no fue como se esperaba y no se consiguieron los resultados esperados, aun así el club consigue la clasificación para competiciones europeas pero se le pide más. Sus 2 estrellas Montella y Totti hacen una temporada espectacular pero no es suficiente. El equipo necesita algo más. Franco Sensi decide poner toda la carne en el asador y realiza una inversión muy fuerte para que su sueño de una Roma campeona se haga realidad.

Una Roma de ensueño

El secreto real del éxito del equipo romano no lo es tal.  La Roma, además de sus dos estrellas (Montella y Totti) ya tenía en su plantel jugadores de enorme calidad. Pero en aquella temporada histórica muchos de ellos dieron un paso al frente: el carrilero brasileño Cafú, ejerció por fin de lo que era y se vislumbraba en la seleçao y liga brasileña (su paso por Zaragoza no fue del todo exitoso); un carrilero de largo recorrido, con capacidad para romper cualquier defensa. El lateral zurdo galo Candela, con un rendimiento calificable de correcto hasta la fecha, irrumpió como un completísimo carrilero, capaz de dar la réplica a su colega de la otra banda. Los stopper Tommasi y Zanetti, por su parte, realizaron la temporada de sus vidas. El caso de Tommasi es el ejemplo perfecto de como la presencia de un jugador puede aumentar el rendimiento de sus compañeros. Puro carisma, su influencia en el terreno de juego iba más allá de lo táctico, y llegaba a lo anímico. Ejemplo de ello, la elección del barbudo jugador como presidente del sindicato de jugadores italianos. Otra pieza importante, pese a no ser titular, fue la figura de Delvecchio, quien supo asumir su nuevo rol en el equipo.

Franco Sensi por su parte, decidió realizar una titánica inversión para fortalecer el plantel con tres jugadores que lógicamente elevaban cualitativamente el nivel de la plantilla, y poder luchar por el tan ansiado título: el primero, el defensa con más proyección de Sudamérica, el argentino Walter Samuel, por quien pagó 20 millones de euros al Boca Juniors. Samuel llegaba como campeón de la Libertadores. No era un defensa muy rápido (lo que evidenció tras su paso por el Real Madrid) pero en una Roma de Capello que jugaba con 3 centrales y 2 laterales largos el argentino venía como anillo al dedo.

El brasileño Emerson llegó procedente del Bayer Leverkusen por 18 millones de euros. Apodado La Roca, la dupla con Tommasi en el medio campo era un primer muro de contención difícil de superar por los contrarios. Finalmente, llegó la joya de la corona, nada más y nada menos que el gran Gabriel Omar Batistuta (36 millones de euros) procedente de la Fiorentina y en esa época uno de los mejores delanteros rematadores del mundo. Batistuta culminó una de sus últimas grandes temporadas con los romanos.

En resumen, un equipo rocoso y vertical que tenía las ideas muy claras. Gran parte del equipo dedicaba sus esfuerzos para que la magia y los goles fueran creados su tridente de ataque. Un trío en el que Batistuta ponía goles, potencia y fuerza. Montella, la movilidad, la picardía y un buen número de goles clave. Y por supuesto, el gran capitán, Francesco Totti, quien ponía a disposición de sus compañeros y deleite general, su calidad técnica y visión de juego. No puede entenderse esta Roma sin el espectacular rendimiento de uno de los últimos genios del fútbol italiano. Regate, fantasía, fluidez, asistencias y por supuesto, múltiples goles, fueron las credenciales de Totti para acceder al Olimpo futbolístico.

Con estas piezas, la Roma comenzó la temporada perfectamente engrasada: 11 victorias en las primeras 13 jornadas de campeonato, y una ventaja considerable con Lazio y Juve que a la postre sería vital. El equipo parece jugar de memoria y logra sus mejores resultados: 1-4 al Lecce, 2-4 al Brescia o 1-4 al Hellas Verona, a la Roma no le cuesta mucho deshacerse de los equipos de abajo. Destaca en esta parte del campeonato el ariete argentino Batistuta quien lograría casi la totalidad de sus 20 goles de la temporada.

Durante el transcurso de la temporada la Roma ya no es ese equipo arrollador de principio de temporada. Le cuesta ganar con los de abajo y tras una racha de 4 empates consecutivos ve peligrar un título que parecía seguro. Es aquí donde aparece nuestro #FeticheSinPortadas Vincenzo Montella, quien con sus 10 goles en las últimas jornadas del campeonato acaba por decantar el título para los de Trigoria. En Roma todavía recuerdan el gol del empate de Montella en el minuto 94 ante la Juve, su principal perseguidora. Montella, ídolo eterno en la Ciudad Eterna.

En la última jornada, a la Roma le vale con empatar en el Olímpico al Parma; con el campo vestido de gala, el tridente finiquitó el partido con goles de sus tres estrellas Totti, Montella y Batistuta. Por fin Franco Sensi vió cumplido su sueño y la mitad de Roma celebraría por todo lo alto el 3er Scudetto de la historia.

Un equipo único e irrepetible esta Roma 2000-2001, una Roma con carácter, disciplina, orden, oportunismo de sus delanteros y pinceladas de calidad de uno de los mayores mitos que ha dado el mundo del futbol Francesco Totti.

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